El castillo está muy extendido en la heráldica hispánica, pero es muy poco frecuente al norte de los Pirineos. En el glosario de Brault, que recoge la terminología de armoriales y de obras literarias en francés de los siglos XII y XIII, la voz “chastel” sólo es autorizada con siete textos, que se refieren a las armas del rey de Castilla, excepto en dos casos. El armorial Bellenville, de la segunda mitad del siglo XIV, que incluye 1333 escudos, sólo recoge cuatro con castillos: el de Juan II de Castilla, el que figura en los cuarteles segundo y tercero de las armas de los Boyl valencianos, los tres de un tal En Johan de Castellblan, todos ellos en la breve sección dedicada a linajes españoles, y el castillo de plata en campo de gules de Ysenbach, entre los de la marca de Hesse. La rareza de este mueble heráldico en la Europa ultrapirenaica la corrobora el hecho de que en las tablas de Jéquier, confeccionadas sobre diecinueve armoriales de los siglos XIII y XIV, que reúne 7800 escudos, el castillo sólo alcanza los 16 ítems, o sea el 0,20%.

Ha de tener como mínimo tres torres. Los esmaltes para los castillos están sometidos a las siguientes reglas: castillo de color, puertas y ventanas de gules; castillo de plata, puertas y ventanas de sable.

En Heráldica extranjera se representa igualmente con dos atalayas.

Se admite su representación con dos torres.

La Heráldica extranjera lo representa con varias torres.