Cañadas
Las rutas de la trashumancia o cañadas constituían, desde la Edad Media, un elemento fundamental de la Mesta. Eran anchas y empedradas. Había cuatro grandes ejes: las cañadas reales de León, Segovia, Soria y Cuenca, por las que se desplazaban los rebaños ente las zonas estivales del norte, en la sierras, y los pastizales del sur; Extremadura, La Mancha y el valle del Guadalquivir, los extremos donde los rebaños pasaban el invierno. Los alcaldes entregadores se encargaban de la defensa de las rutas de la trashumancia.
Fuente: “Diccionario Histórico de la España del Siglo de Oro”, de Annie Molinié-Bertrand. Acento Editorial