Se le pinta con las manos levantadas, la diestra alta, la siniestra algo más baja; cabeza de perfil, boca abierta, lengua fuera, mostrando las garras y con la borla de la cola hacia adentro.

La posición de rampante, es la que han adoptado los tratadistas de heráldica para la descripción de un león heráldico genérico y a ella a veces se refieren como "posición verdadera". Cualquier otra posición o variación es preciso especificarla en el blasonado.

Además de su verdadera posición de rampante, se pinta con las siguientes: contornado, pasante o leopardado, coronado, chaperolado, capuchonado, cola horquillada, bélgico, mornado, ajedrezado, fajado, difamado, dragonado, mantelado, saliendo naciente, vilenado, monstruoso, echao, corriendo. También se pintan algunas partes del león: cabeza, cola, garras, todas ellas en posición de rampante.

El león es la figura heráldica más extendida. En las tablas hechas por Jéquier sobre diecinueve armoriales de los siglos XIII y XIV, donde se registran 7800 escudos, el león ocupa 466 ítems, es decir el 5,97%. Y también es una de las figuras más antiguas, ya que dejando aparte los casos en que se trata de un puro emblema o de una señal, el león, situado dentro de los perfiles de un escudo, consta en el sello de Enrique el León, duque de Sajonia y de Baviera, pendiente de documentos de 1144 a 1146. Y precisamente esta armas de Enrique der Löwe o Welf (1142-1180), hicieron que el león se convirtiera en el emblema de welfos o güelfos, mientras que el águila lo fue de los gibelinos.